Una de las formas más
peligrosas de alienación y marginación de la sociedad es ser adepto de una
secta y entrar en el círculo de manipulación que cada secta ejerce sobre sus
adeptos para conseguir anular su voluntad y la adhesión completa a los
principios e ideario que tiene cada uno de estos grupos de manipulación,
representado siempre por el gurú de turno que hace de su propia voluntad y
deseos, continuamente expresados, la regla general de obligado cumplimiento
para todos los miembros de dicha secta.
Hay que tener en cuenta que
en España nacen y desaparecen decenas de estas sectas cada año, que no son otra
cosa que grupos de manipulación y control psicológico, sistema en el que se
sustentan para conseguir adeptos y para conservarlos en el seno de las mismas,
evitando todo tipo de rebelión o de insumisión a través de la extorsión, la
amenaza y el lavado de cerebro que sufren quienes caen en las redes de estos grupos
que, ocultándose bajo fines religiosos, culturales, sociales, terapéuticos,
filosóficos e, incluso, políticos, realizan una labor sumamente perjudicial
para quienes se hacen adeptos de estas perniciosas agrupaciones.
Hace una década, las sectas
existentes tenían un cariz más de tipo espiritual, tanto hinduista como del
tipo cristiano. Sin embargo, ahora la preponderancia de estos grupos es de
corte terapéutico, esotéricos y de la nueva era.
Sus terapias anunciadas
están basadas en el yoga, la meditación, y en ramas científicas como la física
cuántica, sobre todo, que utilizan como forma de captación, a las que mezclan
con teorías con las que no tienen relación alguna y son de muy difícil
maridaje. De todo ello se deriva un mensaje reduccionista, pero muy atractivo
para los futuros adeptos, y siempre acompañado de una exigencia total de
entrega emocional y psicológica que termina, indefectiblemente, en una absoluta
explotación económica que es, sin excepción alguna, el fin al que van
encaminadas las distintas actuaciones de cada secta, tanto en la captación como
en la manipulación psicológica de los adeptos.
Sin embargo, la mayoría de
la gente piensa que las sectas es algo del pasado que tuvo su mayor
preponderancia en la segunda mitad del siglo XX; pero, desgraciadamente, es una
realidad actual que va en aumento, aunque han cambiado su imagen exterior, la
mayoría de ellas, pero no el sistema de funcionamiento y las diversas técnicas
de manipulación, pues es en ellas en las que se basa la propia idiosincrasia y
existencia de las sectas.
La Asociación Iberoamericana
para la Investigación del Abuso Psicológico, estima que más de medio millón de
españoles son adeptos y, por lo tanto, víctimas de alguna secta destructiva y
señalan que esta cifra va en un aumento imparable.
Una secta destructiva es,
según los expertos, un grupo o movimiento que, independientemente de su credo o
doctrina, lleva a cabo actividades de coerción e influencia social extremos, no
éticos y manipuladores, que tienen como fin ejercer el control sobre los adeptos para que muestren una total
obediencia y sumisión a las directrices de la secta con total carencia de
espíritu crítico, y con total dependencia existencial de la ideología, acciones, actitudes o actividades del grupo,
pero siempre con daño, real o posible, del adepto, de su familia o de la
sociedad en general.
Actualmente, estas sectas ya
no son grupos clandestinos o secretos,
sino que se ocultan bajo disfraces que ocultan sus verdaderos fines, por lo que
se publicitan en todo tipo de medios o espacios públicos, ofreciendo servicios
diversos, todos ellos con falsa apariencia de inocuidad: cursos de yoga,
terapias alternativas, talleres de cocina,
o cursos sobre filosofía son los más usuales, aunque hay otros más
sofisticados, incluidos los culturales en sus diversas vertientes.
Dicha Asociación
Iberoamericana, citada anteriormente, afirma, según sus investigaciones, que en
España existen actualmente unas 200 sectas destructivas, que tienen la mayoría
su ámbito de operaciones en la Costa del Sol, especialmente en la provincia de
Málaga, y en las Islas Canarias, zonas que es donde existe una mayoría de
adeptos, además de las tres grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia.
La forma de captación de las
diversas sectas varía mucho, aunque todas tienen los mismos fines como es la
manipulación, la sumisión incondicional
y la explotación de sus respectivos adeptos. Para ello, se vale de diversas
formas para atraer a futuros adeptos que suelen girar sobre la oferta de
diversos servicios gratuitos: cursillos o talleres, en los que cualquier
persona puede entrar en contacto con un grupo manipulador y coercitivo aunque
no se autotitule como secta.
Los diferentes signos que
pueden ayudar a identificar si la naturaleza del grupo en cuestión es sectario
se pueden cifrar en los siguientes:
1.- En todos ellos existe un
líder muy carismático que personifica el ideario de dicho grupo y crea y
mantiene la dinámica del grupo, además de dictar las normas de funcionamiento.
Siempre tiene el líder un perfil psicopatológico, con trastorno de personalidad
narcisista y paranoide, megalómano y con ausencia total de respeto al prójimo,
2-. Intentos constantes de
aislar a cada miembro del exterior, especialmente de su familia y amigos, para
que el grupo se convierta en la única fuente de relaciones fiables y adecuadas
para el adepto que tiene que aceptar dicha premisa.
3.- Un fin de explotación
económica de los adeptos que es el que guía la actuación del gurú o líder de la
secta y del círculo más próximo de organización y dirección de la misma.
A cualquier desaprensivo le
resulta fácil crear una secta, o pseudosecta, porque las personas que se
sienten interesadas y acuden a ella ya están viviendo muchas dificultades y son
fácilmente vulnerables. El manipulador en cuestión se aprovecha de su fragilidad
y actitud de sumisión exigida para
conseguir sus oscuros fines, pues hay muchos captados por sectas que han donado
toda su fortuna a la misma que, curiosamente, está siempre a nombre de una
sociedad de la que es titular el líder o gurú correspondiente, o personas de su
familia.
El problema que tienen los
adeptos hasta que consiguen, si lo hacen, abandonar dicho grupo que les
coacciona, es que no advierten que tienen un gravísimo problema, pues ha dejado
su vida, su voluntad, su capacidad de tomar decisiones, su criterio y, en
ocasiones, como ya se ha dicho anteriormente, su fortuna personal y/o de su
familia, en manos de quienes se convierten en sus propios carceleros; en una
cárcel sutil que no tiene paredes, sino muros emocionales y psicológicos que el
propio adepto ha ido creando a su alrededor, instigado por la secta en
cuestión, y en el que se ha aislado de todo, de todos y hasta de sí mismo, para
convertirse en un ser desprovisto de autonomía y capacidad para llevar las
riendas de su vida que llevan otros en su lugar, y todo ello con su propia
aceptación voluntaria, ignorante del peligro que ello conlleva.
La familia, en este caso, es
muy importante para que se pueda librar de dicha prisión mental –y de ahí el
interés de las sectas en aislar al adepto de su círculo de relaciones
familiares y amistosas-, por lo que el grupo familiar debe llevar a cabo una
estrategia para que el captado por la secta pueda tocar fondo y se cuestione la
realidad engañosa y perjudicial que está viviendo en la secta; pero siempre
debe estar acompañado por el afecto, la comprensión y la solidaridad de sus
allegados, ya que si se siente abandonado en los momentos de crisis y
vacilación, no podrá nunca romper las ataduras que le unen y someten a una
secta. Los especialistas afirman la gran importancia de la familia en estos
casos para ayudar a salvarse al adepto de las redes sectarias que le
aprisionan, pero sin exigencias ni reproches, sino desde la comprensión, el
cariño y la ayuda psicológica y emocional que necesita quien está prisionero en
su propia cárcel interior de emociones encontradas.
Una de las organizaciones
que asesoran y ayudan a personas afectados por los temas sectarios es AIS. Cada
año reciben entre 150 a 200 peticiones de ayuda de familiares de personas que
han ingresado en una secta que, en la mayoría de los casos, son sectas
relacionadas con nuevas terapias. Algunos casos se resuelven con la salida de
la secta del familiar, aunque siempre quedan secuelas psicológicas en el
afectado, como pueden ser el miedo, la depresión, el constante sentimiento de
culpa y otras manifestaciones relacionadas con la dependencia grupal. A pesar de ello, muchos piensan que un
psicólogo no les puede ayudar a superar esa etapa de recuperación, antes o
después de salir de la secta, cuando es un error, ya que estos profesionales
son los más indicados para tratar a quienes se sienten atrapados en las
peligrosas redes sectarias.
Lamentablemente, en nuestro
país no existe una legislación sobre grupos sectarios, por lo que la policía
muchas veces se encuentran con un vacío
legal que no le facilita luchar contra estos grupos tan dañinos que operan con
total impunidad. Sólo se les puede aplicar el art. 22 de la Constitución
Española, que determina que "las asociaciones que persigan fines o
utilicen medios tipificados como delito son ilegales". Pero es un proceso
largo que necesita testigos, denuncias y demás pruebas que demuestren tal
actividad perniciosa cuando el daño ya está hecho a las víctimas de la
manipulación y el lavado de cerebro.
En el ámbito penal, son de
aplicación los art. 515, del actual Código Penal, sobre asociación ilícita, el
522 del mismo texto legal, sobre libertad de conciencia, también conocido como
proselitismo ilícito; así como los arts. 149, sobre lesiones mentales, art.163,
sobre detención ilegal, art. 171sobre el delito de amenazas; el art. 172 que
regula el delito de coacciones, el art. 173.1 sobre el trato degradante y los
delitos contra la integridad moral, también del Código Penal. Todos ellos son de
aplicación a posteriori, es decir cuando se han producido los hechos que son
denunciados, pero no son de aplicación a priori o de forma preventiva.
Además, también se pueden
aplicar ciertos artículos de La Ley de Enjuiciamiento Civil (art. 756 a 763)
que regulan el proceso de incapacitación, que supone la restricción de la
capacidad de obrar de una persona, cuando carece de autogobierno (según el
artículo 200 del Código Civil), y otros sobre la tutela de los hijos.
En España se legalizan, ya
que se registran muchas sectas como
entidades religiosas, que son
consideradas peligrosas en toda Europa como es el caso de la Iglesia de
la Unificación, o de la Cienciología y,
en el caso de Los Testigos de Jehová, ha obtenido un estatus jurídico especial.
Todo esto asombra al resto de Europa donde no se permite la legalización de
dichas entidades.
En nuestro país no existe
ninguna institución pública que tenga como finalidad impedir que surjan nuevas
sectas destructivas y realicen un estudio y seguimiento de las ya existentes.
Muchos de los profesionales de la salud y diversos agentes sociales están
reclamando, desde mucho tiempo atrás, la creación de un observatorio antisectas
que tenga personalidad pública.
Todo este vacío legal que
impida la nueva creación de dichas
entidades sectarias con diferentes nominaciones, ya que las existentes
han sido creadas al amparo de la Ley de Asociaciones, cuando no bajo el
registro de entidades religiosas, ha permitido la gran proliferación de sectas
en España y su aumento progresivo.
Por todo ello, quien
esté integrado en una secta, bajo la
constante manipulación, coacción y lavado de cerebro que le aisla de la
sociedad, de su familia y de su círculo de relaciones, y quiera volver a ser
dueño de su vida y de sus decisiones, puede solicitar ayuda psicológica de los
profesionales que le podrán ayudar a tomar la decisión de abandonar la secta de
la que es prisionero, y si ya lo ha hecho ya, de retomar su vida con total
normalidad, sin miedos, ni culpa, ni angustia, porque el trauma que deja el
paso por una secta es siempre indeleble y necesita de la ayuda profesional de
profesionales de la salud que podrán ayudarle a quitarse definitivamente el
yugo que le mantiene esclavizado a una secta, cualquiera de las que pululan por
el territorio español, y que son igualmente destructivas todas ellas.
La Asociación para la
Investigación del Abuso Psicológico (AIIAP), entidad de iniciativa privada,
independiente, sin ánimo de lucro y declarada de utilidad pública, cuyo vínculo
aparece más abajo, puede serle también de igual ayuda a quién se sienta
atrapado en una secta o haya salido de ella con las graves secuelas
psicológicas que dicha experiencia conlleva. Puede ponerse en contacto con
dicha Asociación, porque tiene los medios, la experiencia y los profesionales
clínicos adecuados para ayudarle a solucionar y superar tan difícil trance. Una ayuda eficaz y
desinteresada que es necesaria porque el afectado por una secta no puede por sí
solo encontrar la salida y, si lo ha hecho ya, volver a recobrar su vida
anterior en plenitud sin la ayuda de profesionales cualificados y expertos en
tan difícil tarea.
http://www.ais-info.org/